Un estudio muestra cómo el entorno urbano condiciona la actividad física de las personas con EPOC

Los datos muestran que los y las pacientes que viven cerca de calles peatonales más largas caminan más, y que quienes viven en zonas más densamente pobladas caminan menos. 


La actividad física que realizan las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y su capacidad a la hora de llevarla a cabo parecen tener alguna relación con la densidad de población, la longitud de las calles peatonales, la pendiente y la exposición al dióxido de nitrógeno (NO2) del lugar en el que viven, según un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación ”la Caixa”.

En el trabajo, recientemente publicado en la revista Environmental Research, una mayor densidad de población se asoció con menos pasos dados por los y las pacientes, más tiempo de sedentarismo y peor capacidad de ejercicio (esta asociación fue más fuerte en las personas con síntomas de depresión). La mayor longitud de las calles peatonales se relacionó con más pasos y menos tiempo de sedentarismo. Una pendiente más pronunciada se asoció con una mayor capacidad de ejercicio. Y, por último, los niveles más altos de NO2 (un indicador de la contaminación atmosférica asociado al tráfico) se relacionaron a largo plazo con más tiempo de sedentarismo y más dificultad para la actividad física.

El equipo investigador concluye, pues, que estos factores ambientales del vecindario deberían tenerse en cuenta en los contactos clínicos con pacientes y a la hora de desarrollar políticas de planificación urbana y de transporte destinadas a promover la actividad física en personas con enfermedades crónicas. Las investigaciones sobre el entorno urbano han ignorado a menudo a estas personas, que representan alrededor del 35% de la población urbana actual en Europa.

La EPOC se caracteriza por una limitación progresiva del flujo de aire que provoca dificultad de respirar y que suele limitar la capacidad de realizar actividades cotidianas. Los y las pacientes suelen ser menos activos desde las primeras fases de la enfermedad y esta inactividad afecta negativamente al pronóstico de la EPOC. De ahí que seles recomiende la actividad física y que resulte fundamental conocer y comprender qué factores ajenos a la enfermedad pueden influir en sus hábitos de actividad física.

Accede al artículo completo: https://www.isglobal.org/es/-/study-shows-how-urban-environment-influences-physical-activity-in-copd-patients

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