La FIP pide mitigar el impacto de la contaminación atmosférica en la salud

La Federación Farmacéutica Internacional advierte que “es urgente abordar la contaminación atmosférica por sus efectos devastadores sobre el medio ambiente, pero también por las amenazas directas que supone para la salud.
  • En 2019, la OMS incluyó la contaminación del aire y el cambio climático como una de las 10 principales amenazas para la salud mundial.
  • Nueve de cada 10 personas respiran aire contaminado, lo que provoca la muerte de 7 millones de personas cada año.
  • Los efectos nocivos de la contaminación atmosférica se manifiestan en el cáncer de pulmón, accidentes cerebrovasculares, alergias, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), asma y enfermedades cardíacas, entre otros problemas de salud.

La Federación Farmacéutica Internacional emitió hoy un documento en el que advierte que “es urgente abordar la contaminación atmosférica por sus efectos devastadores sobre el medio ambiente y el calentamiento global, pero también por las amenazas directas que supone para la salud de las personas y las comunidades”. Sostiene, además, que “los farmacéuticos pueden trabajar con otros profesionales sanitarios dentro de los sistemas de salud para mitigar el impacto de la contaminación atmosférica en la salud y mejorar la calidad de vida de las personas. Los farmacéuticos, sobre todo en el ámbito comunitario, están en una posición privilegiada para tratar a las personas con enfermedades y síntomas respiratorios, como las que padecen asma, rinitis o EPOC. Pueden mejorar la salud de los pacientes, por ejemplo, a través de mecanismos de detección temprana, la optimización de los medicamentos y la educación de los pacientes. Los farmacéuticos también pueden apoyar de forma proactiva a los pacientes para que adopten medidas preventivas contra la contaminación atmosférica, fomentar el bienestar respiratorio y derivar a los pacientes de forma adecuada”.

Además, la lucha contra la contaminación atmosférica no puede lograrse sin reconocer la responsabilidad de los farmacéuticos y la posición de la farmacia en la minimización de los efectos adversos de los productos farmacéuticos en el medio ambiente. Esto ha sido apoyado por la FIP en una Declaración de Política: “Práctica farmacéutica ambientalmente sostenible: La farmacia verde”.

La FIP emitió un llamamiento a la acción en todo el mundo:

Movilizar a los farmacéuticos de nuestras comunidades para mitigar el impacto de la contaminación atmosférica en la salud, abogando por una integración firme y efectiva de los farmacéuticos comunitarios en la mejora de la atención sanitaria respiratoria, tanto ahora como en el futuro.

Pedimos políticas nacionales, regionales y mundiales que promuevan:

Acciones generales

• Una actuación firme y eficaz para limitar la contaminación atmosférica, que incluya medidas de salud pública para reducir los riesgos de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y de otro tipo causadas por la contaminación atmosférica.

• Mayor reconocimiento del papel de los farmacéuticos en la atención primaria de salud, y en la atención respiratoria en particular.

• Mayor autoridad y alcance de la práctica para manejar las condiciones respiratorias en la comunidad.

• Mayor concientización del público sobre la contaminación atmosférica y el papel del farmacéutico en el tratamiento de las afecciones/síntomas respiratorios.

• Compromiso con los grupos de pacientes, especialmente con las poblaciones que pueden ser más vulnerables a los efectos de la contaminación atmosférica, como las personas que padecen asma, rinitis, EPOC u otras enfermedades crónicas, o que viven en entornos contaminados, las mujeres embarazadas o las personas socialmente vulnerables (por ejemplo, niños y personas mayores).

• Ampliación de la autoridad para vacunar, para prevenir varias enfermedades respiratorias.

Cómo actuar (servicios prácticos)

• Servicios que identifican y reducen los factores de riesgo (por ejemplo, dejar de fumar, técnica de higiene nasal, optimización de la técnica de los inhaladores para los pacientes con asma o EPOC) y campañas centradas en la educación sanitaria y el cribado.

Servicios de cribado sanitario para identificar factores de riesgo (por ejemplo, tabaquismo, alérgenos y contaminantes; dudas sobre las vacunas, vulnerabilidad social, etc.) mediante equipos y cuestionarios validados (encuestas).

• Servicios de educación sanitaria para aumentar los conocimientos sobre las enfermedades y su tratamiento, y desarrollar habilidades para el uso correcto de los medicamentos (inhaladores y preparados nasales).

• Control de la enfermedad para mejorar los resultados de salud y la adherencia al tratamiento mediante el seguimiento clínico.

• Herramientas para apoyar a los farmacéuticos en la identificación y el cribado de las enfermedades respiratorias, incluyendo más pruebas en los puntos de atención.

• Protocolos adecuados de derivación a otros profesionales y servicios sanitarios.

• Servicios de apoyo para personas que sufren resfriados, gripe o sinusitis.

• Referencias clave que permitan actuar: Directrices y políticas reguladoras apropiadas para apoyar estas funciones.

• Modelos de remuneración adecuados para respaldar la sostenibilidad de los servicios basados en la evidencia y el ahorro de costes.

• Incentivos para adoptar estos servicios de forma generalizada en la práctica habitual, como el reconocimiento de esta función por parte de las autoridades sanitarias y el público, y la formación avanzada/acreditación de especialistas.

• Educación y formación tanto a nivel de licenciatura como de desarrollo profesional continuo (DPC) para garantizar los conocimientos y habilidades necesarios en (pero no limitados a): o Prevención y cribado o Evaluación clínica del paciente o Evaluación diferencial de los síntomas respiratorios (en pacientes sin diagnóstico previo de enfermedades respiratorias crónicas o en los ya diagnosticados) o Razonamiento clínico o Asesoramiento al paciente sobre medicamentos o Habilidades de comunicación con los pacientes y otros profesionales de la salud y los empleadores o Modelo de práctica de atención farmacéutica que incluye el asesoramiento al paciente sobre la selección de intervenciones no farmacológicas y farmacológicas (incluidos los medicamentos sin receta) o Selección y uso de dispositivos para medir límites clínicamente significativos para contaminantes de interior/exterior, asesorando sobre intervenciones prácticas para reducir estos contaminantes y/o su impacto en la salud o Asesoramiento sobre el riesgo para la salud, incluida la evaluación del riesgo local y en tiempo real de la contaminación atmosférica o Talleres prácticos para el desarrollo de habilidades (higiene nasal, técnica de uso de medicamentos para inhalar, uso de espirómetros, uso de oxímetros, comunicación con el paciente, y habilidades para proporcionar servicios de vacunación y organizar campañas de acuerdo con la normativa local.

• Sensibilizar a las comunidades, por ejemplo, a través de ”La farmacia como mejor centro respiratorio” o iniciativas similares.

• Los métodos de formación adecuados pueden incluir: o Webinars o Vídeos educativos/tutoriales o Módulos específicos de formación en línea o Guías para la práctica.

• Mayor uso de la tecnología para las consultas y la atención al paciente a distancia.

• Colaboración interprofesional, respaldada por registros electrónicos compartidos de pacientes, políticas y directrices que incluyan al farmacéutico en todos los niveles de la atención sanitaria.

Estas medidas son urgentes para movilizar a los farmacéuticos de nuestras comunidades para mitigar el impacto de la contaminación atmosférica en la salud.

Accede al artículo: http://www.consensosalud.com.ar/la-fip-pide-mitigar-el-impacto-de-la-contaminacion-atmosferica-en-la-salud/

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